Episteme

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Introducción


¿Cuántas veces has empleado el término ciencia para referirte a aquellos conocimientos que consideras o aceptas como verdaderos, ciertos o reales? En este tema, revisarás el concepto de ciencia, considerada como el conocimiento teórico que, mediante el ejercicio de la razón, pretende la descripción, explicación y predicción de la realidad natural y social, en la que está inmerso el hombre.

La ciencia, al ser un conocimiento racional, se ajusta a un método con elementos puntuales —sistema conceptual o teorías, hipótesis, definiciones, verificaciones, etc.—, con el propósito de generar conocimientos verdaderos, confiables y científicos.

En un sentido amplio, el conocimiento científico tiende a llegar a leyes generales acerca de la naturaleza y del hombre, las cuales son resultado de la observación y el análisis.




(s. a.) (2015). ADN [gráfico].
Tomado de https://pixabay.com/en/dna-double-helix-model-minor-groove-694798/


El estudio de este tema te permitirá:

Identificar la ciencia a partir de la revisión de sus características, con la finalidad de comprenderla como un proceso que requiere de la investigación y de diferentes métodos para crear el conocimiento teórico.

La ciencia, un conocimiento teórico

fórmulas matemáticas escritas con gis blanco sobre pizarrón negro


(s. a.) (2016). Fórmulas [fotografía]. Tomada de https://pixabay.com/en/mathematics-formula-physics-school-1509559/




Los griegos llamaron episteme a la ciencia, por ser un nivel de conocimiento que da razones y no se limita a la apreciación, conjetura u opinión. Desde una perspectiva tradicional, según Ortiz (2013, p. 42), se caracteriza por lo siguiente:



Parte de los hechos, no de la creencia o la opinión.

Discrimina los objetos que conoce, descarta los que no son válidos, produce nuevos hechos y, a la vez, los explica.

Abarca distintos problemas y ofrece conceptos y resultados claros.

Llega a conclusiones que pueden comunicarse, el conocimiento que produce no es privado o personal, sino público.x

Se puede comprobar mediante un procedimiento ordenado y sistemático, en la realidad y la experiencia.

Se produce gracias al concurso de ideas conectadas lógicamente entre sí, no es simplemente una amalgama inconexa de conceptos.

Ubica los hechos singulares en marcos o planteamientos generales.

Llega a leyes y teorías naturales y culturales y las aplica.

Va más allá de los hechos. Gracias al conocimiento científico se puede controlar un fenómeno; por ejemplo, qué hacer para prevenir una epidemia.




Se ha entendido que el conocimiento científico tiene como objetivos analizar la realidad —cómo funciona, sus elementos y dinámica—, explicarla —por qué es como es—, predecirla y controlarla —advirtiendo cómo opera puede ayudar a controlarla y a actuar para incidir en ella—. En esta dirección, la ciencia es un modo de conocimiento cuyo propósito es formular, mediante lenguajes rigurosos y apropiados, leyes por medio de las cuales se rigen los fenómenos (Ferrater, p. 2001).

Estas leyes, con diversas modalidades según la disciplina de la que se trate, tienen rasgos en común:

  • Capacidad para describir fenómenos.
  • Ser comprobables mediante hechos y experimentación.
  • Ser capaces de predecir, ya sea mediante predicción completa o mediante predicción estadística, acontecimientos futuros.


De este modo, el conocimiento científico es inseparable de la teoría y la razón:


La ciencia es teoría. La ciencia da razón de las cosas teóricamente. Esto es lo que no hay que perder de vista. Ahora bien: la naturaleza de la teoría es verbal, sus palabras son textuales. Toda teoría es un texto. Todo lo que no forma parte de la ciencia en calidad de texto, es sólo un medio auxiliar de la investigación científica, aunque juegue un papel fundamental en la prueba o comprobación de alguna idea básica. La teoría es una reconstrucción verbal de la realidad que convoca, mediante interrogaciones científicas, las razones de las cosas mismas. La teoría es la elaboración de esas razones. Desde el ámbito de esta elaboración racional, mediante experimentos y razonamientos, tiene lugar la prueba, mostración o demostración de la verdad de las razones formuladas para explicar la realidad. Ha de quedar en claro que los ladrillos y la mezcla con los que se edifica esta construcción son las palabras y los razonamientos, materia verbal en la que va tomando cuerpo y forma el discurso del texto científico (Silva, 2004, p. 16).




Por la sistematicidad, unidad conceptual, coherencia y consistencia.

Por la exactitud de lenguaje, concisión, simplicidad, prevalencia de la denotación.

Por el rigor en la explicación, capacidad predictiva, sistematicidad, originalidad.

Por ser escrutable, refutable, porque se confirma y ofrece simplicidad y claridad metodológica.

Se puede comprobar mediante un procedimiento ordenado y sistemático, en la realidad y la experiencia.

Porque está contextualizada en un marco antropológico, de concepción del mundo y solidez metacientífica (Ortiz, 2013, p. 197).

Ubica los hechos singulares en marcos o planteamientos generales.

Llega a leyes y teorías naturales y culturales y las aplica.

Va más allá de los hechos. Gracias al conocimiento científico se puede controlar un fenómeno; por ejemplo, qué hacer para prevenir una epidemia.



En esta misma dirección, Silva (2004) acentúa el carácter teórico-conceptual de la ciencia, al que se llega con el uso preciso de la palabra. La ciencia se concreta en el discurso claro que argumenta y da razón; es una manera distinta de hablar, un discurso peculiar alejado de interés o utilidad —como lo tendría el que habla desde la técnica, la tecnología o la tecnociencia—. Es un decir riguroso y cuidado, donde la palabra se compromete con la verdad.



La ciencia es un asunto de palabras desinteresadas. Mejor dicho: el conocimiento científico es una manera distinta de hablar que consiste en decir lo que las cosas son, independientemente de lo que quisiéramos que fueran, en función de otros intereses. Ésta es la gran diferencia. Se trata de un decir rigurosamente vigilado: la vigilancia estricta de sus razones es lo fundamental en la ciencia, porque de ese modo se logra evitar, por un lado, las arbitrariedades del sentido común y, por otro lado, las creencias y los prejuicios ligados a los intereses humanos. La ciencia es explicación de hechos. Sin embargo, la constatación de hechos, útil para la ciencia, no es ciencia ella misma. La investigación científica no se contenta con decir lo que pasa, pues su tarea es la de decir por qué razón pasa lo que pasa. También el sentido común ofrece explicaciones de lo que sucede, pero sus explicaciones no están fundadas en razones suficientes de las cosas mismas. La ciencia no es un conjunto de conocimientos aislados acerca de la realidad ni un aglomerado de opiniones personales. La teoría es un conjunto sistemático de razonamientos metódicamente vigilados, cuya finalidad es la de explicar un determinado fenómeno, hecho o acontecimiento. La vigilancia es necesaria por razones éticas: se trata de vencer, en el nivel de los conocimientos, la anarquía intelectual de las opiniones humanas. Por eso es siempre una opinión fundada. Fundada porque refiere sus enunciados a los hechos mismos, sin importar nuestras consideraciones personales, procedimiento que impide que en la mente del buscador ejerzan su poder los intereses ajenos a la búsqueda misma de la verdad (Silva, 2004, p. 14).



Con todo, la ciencia es un proceso dinámico e histórico que enfrenta nuevos paradigmas y debe reinterpretarse. No es algo acabado; se hace. Núñez (2000) recuerda cómo en principio se contrastó tajantemente técnica/ciencia, práctico/teórico, funcional/intelectual-racional, lo que arraigó una idea de ciencia limitada a la adquisición de conocimientos para llegar a la verdad; no obstante, esta idea olvidó, por ejemplo, que el sentido original de téchne no divorcia el arte de hacer y el conocimiento científico o episteme. Por otro lado, tomemos en cuenta que la ciencia ha sido entendida de modo distinto en tres grandes momentos de la historia (Agazzi, 1996): contemplación y observación —ciencia antigua—, descubrimiento y desocultación —ciencia moderna—, con base en el fundamento de la experimentación y la matematización y, por último, investigación —ciencia actual—. Núñez (2000) describe así esta evolución:


Desde la antigüedad hasta el Renacimiento, la ciencia constituye un conocimiento que se apoya en la contemplación de la naturaleza. Es a través de la observación y el razonamiento que es posible acceder a la esencia de la naturaleza.

La ciencia moderna, liderada por Galileo, modifica parcialmente esto, desplaza la contemplación y la especulación sobre las esencias y promueve una racionalidad apoyada en la experimentación y el descubrimiento de las leyes matemáticas que están "detrás" de los fenómenos sensibles. Para Descartes, no es suficiente la observación: es a través del experimento que se formulan preguntas a la naturaleza, obligándola a revelar la estructura matemática subyacente. El intelecto, más que los sentidos, es lo fundamental.

Al ocuparse de la naturaleza —en general de la realidad—, la ciencia contemporánea lo hace a través del conjunto de mediaciones que a lo largo de su desarrollo la propia ciencia y la técnica han venido construyendo: modelos, teorías, instrumentos, tecnologías y es a través de ellas que se realiza la investigación.

La investigación, imprescindible para generar ciencia


gráfico de figura humana que sostiene lupa para examinar globo terráqueo


(s. a.) (2016). Lupa [gráfico]. Tomado de https://pixabay.com/en/hand-magnifying-glass-earth-globe-1248053



¿Qué es investigar? Siguiendo a Núñez (2000), es la generación de conocimiento con base en resultados o hallazgos precedentes que ya se han concretado en modelos, leyes, teorías, instrumentos, equipos, experiencias y habilidades, todos constructos creados por el hombre con el fin de explicar y manipular. El científico se fundamenta y trabaja a partir de tales ayudas o recursos de los campos de investigación de su competencia, al tiempo que se enriquece de lo aportado por otras áreas. Este último aspecto nos lleva al concepto de interdisciplinariedad en la ciencia, donde se cruzan o convergen distintas disciplinas.

De este modo, la ciencia se enriquece a partir de la tradición y hallazgos, conocimientos consolidados y prácticas nuevas. Así, tienen concreción las relaciones histórica y dialógica del conocimiento. La ciencia hoy no se puede entender como un sistema cerrado, autónomo y autosuficiente. Se hace en un contexto, a partir del cual surge y, en muchos casos, marca nuevos caminos o paradigmas, según Kuhn. La ciencia, entonces, redimensiona lo social en su práctica y supera las doctrinas del positivismo y el empirismo lógico o el racionalismo crítico:



El enfoque social que se viene abriendo paso representa una opción radicalmente distinta a la tradición positivista en el campo de la filosofía de la ciencia. La tradición lógico-positivista centra su atención en el sistema de conocimientos formado, se interesa por la verdad y la busca en la coherencia lógica del lenguaje científico; este lenguaje se considera sólo si refiere a hechos comprobables. De esta opción —empirista, fenomenalista y descriptivista— se deriva un campo de análisis filosófico reducido: estudio del procedimiento de comprobación de los fenómenos, formalización de las teorías científicas mediante la lógica matemática y delimitación del lenguaje científico de otras expresiones lingüísticas (Nuñez, 2000).



Esta perspectiva de la ciencia ya no se concibe desde la autonomía o la universalidad; afianza en la historia y lo concreto. Este viraje deviene en una serie de cambios:

Se enfatiza el carácter activo de la ciencia: cómo se hace la ciencia, antes de qué produce. Esto conlleva el carácter concurrente de la ciencia con otros factores sociales, subjetivos e intersubjetivos y políticos que intervienen en el proceso de producción, divulgación y concreción de conocimientos.

Se entiende que el resultado científico es falible, cuando la teoría no está terminada ni es definitiva y tiene carácter transitorio. Requiere otras fuentes que también producen conocimiento confiable, debido a que es “producto de la historia, la sociedad y la cultura, influido por tanto por sus valores y prioridades”. La ciencia, entonces, va más allá del laboratorio y tiene impacto en la educación, industria, servicios, en las labores de consultoría y dirección empresarial, etc.

Se estudia y se analiza el quehacer científico desde una vertiente de la profesionalización e institucionalización. La ciencia es una actividad profesional institucionalizada que supone educación prolongada, internalización de valores, creencias, desarrollo de estilos de pensamiento y actuación, etc. Se fomenta una cultura científica.

La ciencia se ha entendido desde un enfoque atomista, elementalista e individualista, al menos hasta la mitad del siglo XX, la cual “[…] valora la objetividad del conocimiento, el determinismo de los fenómenos, la experiencia sensible, el experimento, la cuantificación aleatoria de las medidas, la lógica formal y la verificación empírica”. La segunda forma que traza la perspectiva actual de la ciencia la concibe como un fenómeno relacional, sistémico, estructural, gestáltico, humanista, cualitativo. Esta última percepción ya estaba presente de alguna manera a lo largo de la historia, pero se concreta a fines del siglo XIX y finales del XX, con los siguientes rasgos:

      […] valora las cosas, los eventos y las personas por lo que son en sí, pero enfatiza la red de relaciones en que nacen y se desarrollan […], especialmente al referirse a la persona humana, que será siempre sujeto, y propicia, con ello, la solidaridad y la dimensión inmaterial y espiritual del hombre y de las realidades e instituciones por él creadas (Martínez, 2008, p. 41).

La ciencia y sus métodos


Fotografía de mujer realizando experimento con caja de Petri


(s. a.) (2013). Experimento [fotografía]. Tomada de https://pixabay.com/en/biology-research-laboratory-220005/



Etimológicamente, la palabra método proviene del latín, a la vez derivado del griego y significa “camino” o “procedimiento hacia algo”. En la actualidad, la palabra tiene dos campos de significado:


Gnoseológico, epistemológico o científico
  • Hallar la verdad o la estrategia de desentrañar, descubrir y explicar la realidad, con un marcado fin heurístico y reflexivo.
  • Didáctico
  • Implica enseñar la verdad o exponer y contar el conocimiento adquirido sobre el mundo o una parte de él, con el fin de comunicarlo y hacerlo extensivo a la comunidad.


  • Entonces, el método…


    esquema con características del “método”.





    El propósito del método es la verdad. No se puede hablar de método en una verdad revelada o teológica. Así, el significado de verdad en el método está más enraizado en el conocimiento humano que en consideraciones religiosas.

    El vocablo método, según Iglesias (1976), atañe tanto a la representación mental de un proceder como al proceder mismo. El conjunto ordenado de representaciones mentales sobre un(os) procedimiento(s) se puede llamar metodología, mientras que el resultado de emplear la metodología es una aplicación. Se entiende que, empleando un método, se obtienen aplicaciones similares, si no iguales. No siempre ocurre que la aplicación metodológica genere los resultados esperados; sin embargo, como tiene orden y lógica interna, es posible detectar los errores del proceso o resultado obtenido. Dicho de otra manera, si no se procediera con una progresión lógica disponiendo los elementos de cierto modo, no se sabría con certeza si los resultados obtenidos provienen de su aplicación o del azar. El método, por ejemplo, permite replicar y verificar resultados científicos, de tal manera que se van escogiendo los métodos más útiles y adecuados, mientras se dejan a un lado los menos efectivos.

    Usar métodos es una cuestión epistemológica que afecta la efectividad de nuestras acciones futuras, que pueden ser más reflexionadas. No sólo se busca la verdad, sino que esa verdad sea reproducible, comunicable, accesible y repetible como un resultado óptimo para las personas.

    Por último, no existe un método único. Cada aplicación —una obra de arte o un experimento científico— necesita procedimientos distintos y de naturaleza diferente. Las mismas ciencias recurren a métodos diversos para sus objetivos, razonando y argumentando por qué utilizan esta vía o aquel otro camino. De ahí que tanto aciertos como errores puedan revisarse y mejorarse a la luz de las descripciones de los métodos. Existen diferentes métodos, como los descritos a continuación:




    Consiste en reconsiderar todos los contenidos de conciencia, en vez de examinar si tales contenidos son reales o irreales, ideales, imaginarios; se procede a examinarlos en cuanto son puramente dados.

    Tiene sus orígenes en la raíz griega hermeneía, “palabra”, “habla”, “interpretación”, “explicación”. Estudia la coherencia interna de los textos. Considera la filología, la exégesis de libros sagrados y el estudio de la coherencia de las normas y principios.

    Considera que la conclusión está implícita en las premisas; por ello, supone que las conclusiones siguen necesariamente a las premisas: si el razonamiento deductivo es válido y las premisas son verdaderas, la conclusión sólo puede ser verdadera.

    Es una descripción del método científico. Tiene varios pasos esenciales: observación del fenómeno a estudiar, creación de una hipótesis para explicar dicho fenómeno, deducción de consecuencias o proposiciones más elementales que la propia hipótesis y verificación o comprobación de la verdad de los enunciados deducidos, comparándolos con la experiencia. Obliga al científico a combinar la reflexión o momento racional —formación de hipótesis y deducción— con la observación de la realidad o momento empírico —observación y verificación—.

    El propósito de las ciencias de la naturaleza es explicar la realidad. Para Popper (citado en Miller, 1997), el objetivo de la ciencia estriba en “encontrar explicaciones satisfactorias de cualquier cosa que nos parezca necesitar explicaciones”. Para Ferrater (2001), es el “método típico de las ciencias de la naturaleza que se preocupa por la causa”.

    La tarea de las ciencias sociales consiste en explicar los fenómenos sociales a través de la comprensión, término examinado por autores como Ferrater y Weber. Aunado a esto, encontramos la hermenéutica; para Heidegger (1997), comprender no significa ya un comportamiento del pensamiento humano, sino que constituye el movimiento básico de la existencia humana.

    Actividad. Sobre la ciencia

    La ciencia es un constructo social creado para explicar la realidad natural y social; por ello, es importante comprender el contexto en el cual se desarrolla.

    A continuación, identifica las características en torno al concepto de ciencia.

    Arrastra la palabra que complementa adecuadamente las oraciones que se te presentan.

    Autoevaluación. La ciencia y algunos de sus métodos

    La ciencia es el conocimiento teórico cuyo propósito es describir, explicar y predecir la realidad en la que el hombre se mueve y existe.

    En esta actividad, comprobarás si te has apropiado de los conocimientos sobre el tema, identificando la veracidad de las aseveraciones que a continuación se te presentan.

    Indica si los siguientes enunciados son verdaderos o falsos.

    Fuentes de información

    Básicas

    Bibliografía

    Aggazi, E. (1996). El bien, el mal y la ciencia. Madrid: Tecnos.

    Ferrater, J. (2001). Diccionario de filosofía. España: Ariel.

    Heidegger, M. (1997). Filosofía, ciencia y técnica (3.ª ed.). Santiago de Chile: Editorial Universitaria.

    Martínez, M. (2008). Epistemología y metodología cualitativa en las ciencias sociales. Ciudad de México: Trillas.

    Miller, D. (Comp.) (1997). Popper. Escritos selectos. México: Fondo de Cultura Económica.

    Ortiz, F. (2013). Diccionario de metodología científica. Ciudad de México: Limusa.

    Silva, J. M. (2000, enero-abril). La ciencia, un asunto de palabras. Revista Contaduría y Administración, (212), 5-24.

    Documentos electrónicos

    Cruz, L. A., Escobar, J. A., Peña, M. y Pérez, Y. (2017). Teoría del conocimiento. Ciudad de México: Facultad de Contaduría y Administración-UNAM. Consultado el 5 de septiembre de 2017 de http://fcasua.contad.unam.mx/apuntes/interiores/docs/20181/contaduria/1/LC_1156_21087_A_Teoria_Conocimiento_Plan2016.pdf

    Núñez, J. (2000). La ciencia y la tecnología como procesos sociales. Lo que la educación científica no debería olvidar. Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Consultado el 5 de septiembre de 2017 de http://www.oei.es/salactsi/nunez02.htm


    Cómo citar