Creer, Saber y Conocer

Unidad de Apoyo para el Aprendizaje

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Introducción


Silueta de hombre con corbata que sostiene un cerecho azul en su mano, al cual señala con una varita.

(s. a.) (2017). Cerebro [gráfico]. Tomado de https://pixabay.com/en/learn-teacher-anatomy-brain-2714173/

¿Cuántas veces has empleado de manera indistinta los conceptos creer, saber y conocer sin tener idea de que son tres niveles de conocimiento y corresponden a diferentes situaciones?


Creer es afirmar algo como verdadero sin estar seguro de que lo es; dar o aceptar algo por cierto o por hecho, sin requerir evidencias tangibles o intangibles; por ejemplo: sin necesidad de pruebas, puedes creer en la existencia de otros universos. Saber supone una experiencia indirecta en la cual otra persona o fuente de información te proporciona datos acertados, o no, sobre algo o alguien; por ejemplo: sabes quién fue Leonardo da Vinci porque has investigado sobre él, su vida y su obra. Conocer, en cambio, supone afirmar o negar algo con lo cual has tenido una experiencia directa, tal y como ocurre con el conocimiento de las tablas de multiplicar. En esta unidad, abordarás los tres diferentes niveles de conocimiento. Te invitamos a estudiar este tema, para darte cuenta de la manera en la cual experimentas el creer, el saber y el conocer en tu vida diaria y cómo éstos te ayudan a resolver vivencias concretas.



El estudio de este tema te permitirá:

Identificar los tres niveles de conocimiento —creer, saber y conocer—, a partir de las definiciones de diversos autores con la finalidad de que ubiques cada nivel en situaciones cotidianas.

Creer, el nivel inicial del conocimiento


Fotografía manos juntas de mujer sobre un libro abierto.

(s. a.) (2016). Oración [fotografía]. Tomada de https://pixabay.com/en/prayer-bible-christian-folded-hands-1308663/

Creer ofrece una primera acepción general: es la actitud del que reconoce por verdadera una proposición y, por ende, la disposición positiva respecto a la validez de una noción cualquiera; no obstante, el creer no implica en sí mismo la validez objetiva de la noción que acepta ni, por lo demás, excluye esta validez (Abbagnano, 1996, p. 259).

Por otro lado, creer no es exclusivo del ámbito religioso, es decir, de la revelación o la fe; atañe también a otras esferas, como la política y la ciencia. En este orden, “puede llamarse creencia a las convicciones científicas y a la fe religiosa, el reconocimiento de un principio evidente o de una demostración, como también a la aceptación de un prejuicio o de una superstición” (Abbagnano, 1996, p. 260).

Creencia y compromiso con la realidad


Platón concibe la creencia como un grado inicial del conocimiento cuyo objeto son los elementos o cosas sensibles, en tanto se comprometen con la realidad de esas cosas; esto diferencia la creencia de la conjetura, que tiene como base las “imágenes” o “sombras”, no implica un compromiso con la realidad. En tanto, Aristóteles argumenta que la creencia puede implicar la opinión: quien tiene una opinión cree en lo que piensa, en lo que opina.

Creencia y límites con el conocimiento


Tomás de Aquino discierne con puntualidad los límites entre creencia y conocimiento: “Este acto que es el creer contiene la firme adhesión a una parte, y en esto es similar al acto del que conoce y entiende; sin embargo, el conocimiento del que cree no es perfecto por su evidencia y en esto el creer se acerca al acto de quien duda, sospecha u opina” (Abbagnano, 1996, p. 260).

Creencia y reconocimiento de la realidad


Por su parte, Hume enfatiza el reconocimiento de la realidad del objeto que implica la creencia:

La creencia es sólo una concepción más viva, eficaz, firme, sólida de lo que la imaginación por sí sola nunca es capaz de obtener, [creer es] el acto de la mente que representa a la realidad, o lo que es tomado por realidad, presente en nosotros en grado mayor que las ficciones y hace que pese más sobre el pensamiento y que tenga más influencia superior sobre las emociones y sobre la imaginación (Abbagnano, 1996, p. 260).


Kant afirma que la creencia es una “validez subjetiva del juicio”, y comprende tres niveles.


Opinión Fe Ciencia
Una creencia insuficiente subjetiva y objetivamente Creencia insuficiente de manera objetiva, pero entendida o tomada subjetivamente como suficiente Creencia suficiente subjetiva y objetivamente

Este último enfoque es relevante, pues afirma que la creencia es un primer paso para conocer; entonces, la ciencia sería un tipo de creencia con bases “objetivas”. Charles S. Peirce entiende que la creencia nos lleva a la acción. En este orden, es algo que percibimos; atenúa o elimina la duda y fija una regla de acción o hábitos a partir de los que se procede en consecuencia (Abbagnano, 1996, p. 261).

Saber, el segundo nivel del conocimiento


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(s. a.) (2016). Saber [fotografía]. Tomada de https://pixabay.com/en/silhouette-head-bookshelf-know-1632912/


El saber presenta una noción general y otra enfocada al conocimiento o ciencia, “conocimiento de algún modo organizado en su verdad”. En el primer caso, se entiende como “toda técnica que se considere adecuada para dar información en torno a un objeto, un conjunto de tales técnicas o, también, el conjunto más o menos organizado de sus resultados” (Abbagnano, 1996, p. 1027). En este plano, se distinguen, asimismo, las nociones de conocer y saber: es posible conocer una cosa, una persona u objeto, lo que implica guardar cierta familiaridad con ellos; en cambio, saber algo respecto de una cosa o persona entraña un conocimiento limitado, pero de cierta precisión intelectual o científica. Además de lo que se ha comentado en otros apartados, el conocimiento, en relación con la creencia y el saber, se singulariza por su evidencia, validez o comprobación. Lo anterior implica una técnica…

[…] técnica para la comprobación de un objeto cualquiera o la disponibilidad o posesión de una técnica semejante. Por técnica de comprobación se entiende cualquier procedimiento que haga posible la descripción, el cálculo o la previsión controlable de un objeto, y por objeto se entiende cualquier entidad, hecho, cosa, realidad o propiedad, que pueda someterse a tal procedimiento. Técnica en este sentido es tanto el uso normal de un órgano de los sentidos como la puesta en ejecución de complicados instrumentos de cálculo; ambos procedimientos, en efecto, permiten comprobaciones controlables (Abbagnano, 1996, p. 260).



Luis Villoro (2001), ahondando en la filosofía griega, describe así los alcances de la creencia y el saber:

Si digo “creo que hay otra vida” doy a entender que no lo sé. A la inversa, si sé algo, suelo a veces oponer mi saber a una simple creencia; este sentido tiene “creer” cuando afirmamos: “no creo tal cosa, la sé” —“no creo que Pablo sea inocente, lo sé”—; queremos decir que no tenemos una mera suposición insegura, sino mucho más que eso. Creer tiene entonces un sentido restringido: quiere decir tener algo por verdadero pero sin estar seguro de ello, ni contar con pruebas suficientes. Equivale a “suponer”, “presumir”, “conjeturar”, pero no a “estar cierto”. En este sentido restringido, puede hablarse de una creencia vacilante o insegura, adjetivos que no podrían aplicarse a un saber (p. 15).

De igual manera, creer se explica como algo diferente al saber. El uso del verbo creer aquí tiene una significación restringida. La creencia no es “tener un hecho por existente”, sino “aceptar un hecho sin conflicto o problema”; por ejemplo, “sé que perdí el certamen, mas no puedo creerlo”. En cambio, en su denotación general, creer es “tener un enunciado por verdadero”, “tener un hecho por existente”.

[Creer es] aceptar la verdad y realidad de algo, sin dar a entender que mis pruebas sean o no suficientes. En este sentido general, saber implica necesariamente creer, pues no se puede saber sin tener, al mismo tiempo, algo por verdadero. Si alguien sabe que p —un hecho cualquiera expresado por una proposición— también cree que p. La prueba es que afirmar que alguien sabe algo sin creerlo sería contradictorio. Decir que s —un sujeto cualquiera— sabe que la tierra es redonda, que 2 más 2 suman 4 o que los gatos son taimados, pero que no cree nada de eso, es contradictorio. Si sé algo no puedo menos de creer en ello, en el sentido más general de tenerlo por verdadero.
No es contradictorio, en cambio, decir que alguien cree que p, pero no sabe que p. Si bien nadie puede saber sin creer en lo que sabe, todos creemos muchas cosas sin que podamos asegurar que las sabemos, todo saber implica creencia, pero no toda creencia implica saber (Villoro, 2001, pp. 15-16).


Villoro acota que sólo a creencias que consideramos verdaderas llamamos saberes, y la creencia es verdadera nada más cuando la proposición en que se expresa lo es:

Podría resultar que mi creencia fuera cierta por casualidad, porque acertara sin proponérmelo siquiera o sin tener conciencia del por qué de mi acierto. De una persona que crea en algo sin ningún fundamento, sin razones que justifiquen su creencia, o bien que crea por livianas o equivocadas razones, no diré que sepa, aunque resulte por azar verdadero aquello en lo que cree (Villoro, 2001, p. 16).


En consecuencia, pondera Villoro, falta una condición para saber, contar con razones suficientes que justifiquen la creencia: “La creencia verdadera por razones […] es saber; la desprovista de razones […] está fuera del saber” (Villoro, 2001, p. 17). De tal modo, el saber implica asimismo un fundamento, razones que inducen a concluir la validez de algo.

Conocer, el nivel con el cual concluye el conocimiento


Fotografía de niña quien muestra sus dos palmas y, en el segmento bajo de la imagen, segmento de pizarrón negro con suma en gis blanco.

(s. a.) (2016). Conocer [fotografía]. Tomada de https://pixabay.com/en/learn-school-nursery-school-2387228/


En cuanto al concepto de conocer, a veces vinculado al saber, supone un contacto con el objeto. “Conocer un objeto implica saber algo de él, exige tener o haber tenido una experiencia personal y directa, haber estado en contacto, estar familiarizado con ello” (Villoro, 2001, pp. 197-198). Con base en la ejemplificación, argumenta Villoro: “Conozco un objeto que he visto, manejado o padecido, pero no conozco lo que no puedo contemplar o resentir de algún modo. Quien la haya visto por telescopio, conoce la estrella Sirio, pero nadie conoce un electrón, la nariz de Cleopatra o el centro de la Tierra” (Villoro, 2001, p. 198).

La otra perspectiva del conocer reside en enunciar, afirmar o negar las propiedades de algo; por ejemplo, “conozco la calidad de tu proyecto”. De igual modo, se puede conocer algo con lo cual no se ha tenido una experiencia directa, a lo que se hace referencia con expresiones del tipo “conocer de oídas” o “tener referencias de”. En contraste, saber no demanda una experiencia directa: “No es de extrañar, por lo tanto, que pueda saber muchas cosas de un objeto sin conocerlo, o que ignore mucho de algo que conozco” (Villoro, 2001, p. 199). En esta dirección, alguien puede afirmar que conoce la obra de Chomsky, no obstante, sepa poco o nada de ella.



Conocer superficialmente

También hay niveles en el conocer. Es posible un contacto superficial con algo o alguien; por ejemplo, cuando vamos a un sitio y conocemos un lugar, un museo.

Conocer personalmente

Conocer ha implicado una experiencia personal o íntima con alguien.

Conocer profundamente

Y en grado más contundente, son experiencias múltiples, variadas, profundas sobre un objeto, como en la aseveración “tú sí conoces la teoría de los sistemas” o vivencias intensas: “mi pariente no conoce el sufrimiento” (Villoro, 2001, p. 207).


Concluye Villoro que conocimiento es cualquier forma de captar la existencia y la verdad de algo. En sentido estricto, conocer se ajusta a los criterios siguientes:


  1. Tener o haber tenido experiencias directas de x y, por ende, que x exista.
  2. Integrar en la unidad de un objeto x diferentes experiencias de x.
  3. Poder tener ciertas respuestas adecuadas frente a x (Villoro, 2001, p. 207).

En conclusión, el conocimiento es histórico y contextualizado. En particular, el conocimiento científico no parte de dogmas, es perfectible en su teoría y proposiciones, y se somete a prueba en la realidad.

Actividad. Niveles del conocimiento.

Creer, saber y conocer son diferentes niveles cognitivos que se relacionan con la intensidad y profundidad de la experiencia que tiene un sujeto ante un objeto.

A continuación, deberás identificar el nivel de conocimiento al que se alude.

Autoevaluación. Creer, saber y conocer

La experiencia cognitiva es diferente de acuerdo con el nivel con el cual te relacionas con el objeto de conocimiento.


Fuentes de información

Básicas

Bibliografía

Abbagnano, N. (1996). Diccionario de filosofía. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica.

Villoro, L. (2004). Creer, saber y conocer (16.ª ed.). Ciudad de México: Siglo XXI


Documentos electrónicos

Cruz, L. A., Escobar, J. A., Peña, M. y Pérez, Y. (2017). Teoría del conocimiento. Ciudad de México: Facultad de Contaduría y Administración-UNAM. Consultado el 5 de septiembre de 2017 de http://fcasua.contad.unam.mx/apuntes/interiores/docs/20181/contaduria/1/LC_1156_21087_A_Teoria_Conocimiento_Plan2016.pdf